“Yo tengo estilo, me gusta tanto todo lo bueno, que pa ajuariarme yo no me freno, tengo dólares pa gastar y las morritas no se me rajan, tráete la banda y una buchannas”.
Letra de “El buchón” de banda Sonoreños
Antes que nada, vale la pena aclarar, que cada persona en este país tiene absoluta libertad de vestirse como se le la gana, escuchar la música que prefiera y frecuentar los lugares que desee.
El 30 de agosto del 2010 fue detenido y presentado ante los medios, el peligroso narcotraficante Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, su sonrisa socarrona ante los medios nacionales fue tan poderosa como la playera Polo de Ralph Laurent que portaba. Es uno de los primeros episodios buchones en la historia de México.
Hoy que abiertamente no se combate al narcotráfico en el país, dada la política, fallida, de “los abrazos y no balazos”, proliferan los grupos y grupúsculos delincuenciales, se mueven por todo el país con plena libertad, demandan derecho de piso, asesinan a cualquiera que les estorbe y hasta controlan las compras y presupuestos en gobiernos municipales, todo bajo el cobijo de la indiferencia oficial, bueno, mas bien la colusión oficial.
Según datos del secretario de seguridad pública federal, un 30% de los municipios del país tienen presencia importante, vaya para fines prácticos, el crimen manda en estos municipios.
¿ES TODO RESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO?
Como sociedad tenemos mucho que hacer, si lo que queremos es acabar con el crimen en el país, tendríamos que comenzar por repudiar a quien le roba la paz a nuestra sociedad, repudiar a quien hace apología del delito, a quien pretende reclutar niños y niñas como halcones para luego ascenderlos a sicarios, deberíamos repudiar al que le lava el dinero a las organizaciones criminales, deberíamos repudiar a quien produce narco series que ayuda que adolescentes se enrolen en las filas del crimen, pensado que “mejor 3 años como rey, que una vida como guey”.
Sin embargo como sociedad parece que nos acoplamos y nos amoldamos a los buchones, criminales y demás, insisto, sin que sea un delito vestir de alguna manera particular o escuchar la música que uno desee, la cultura buchona se ha convertido en el estandarte del crimen organizado, las camionetotas, las botas, las armas, las texanas, los narcocorridos a todo volumen, los antros de banda, los guardaespaldas armados, la violencia contra quien los vea feo, la posibilidad de mandar en la vida nocturna de las ciudades hace que la cultura buchona, vaya mas allá de ser una forma de vestir.
Desgraciadamente hay que admitir que esta cultura ya está enquistada en nuestro estado, en escuelas, fraccionamientos, restaurantes, clubes nocturnos y otros giros comerciales, vemos como cada día proliferan mas los buchones y las buchonas, como se adueñan de la vida nocturna tundiendo a golpes a quien se atreva a cruzarse en su camino, hay lugares que incluso dejaron de tocar cualquier música que no fuera banda o narcocorridos con esto hacen que su clientela sea exclusivamente buchona, con los riesgos que esto conlleva.
Todo negocio tiene derecho a buscar lo mejor para sus socios y dueños, sin embargo, cuando se toleran conductas criminales como la venta de drogas al interior de los establecimientos o en el servicio de valet parking, se corre es riesgo de que cualquier día ejecuten a dos personas afuera del lugar, lo que llevara a la clausura del negocio, seguramente de por vida, y adiós negocio para todos.
¿QUÉ HACER?
Obviamente no se le puede pedir a un delincuente que deje de traficar droga, ni siquiera si el presidente los acusa con su abuelita, lo que podemos hacer como sociedad es no normalizar este tipo de conductas, no permitir que se adueñen de nuestros lugares y negocios, ni de nuestras escuelas, lejos de ponérsela cómoda, deberíamos como sociedad cuestionar si queremos delincuentes como vecinos y clientes.
La autoridad estatal podría relanzar el programa de denuncia anónima que había hace algunos años, donde con toda seguridad cualquier ciudadano podría denunciar actividades sospechosas en su entorno, ante esto la autoridad investigaba y de haber la comisión de un delito intervenía de inmediato.
No podemos quedarnos con el “Aquí viven, no vienen a trabajar”, así comenzó Guadalajara hace 20 años y basta ver hoy en el terror que viven
Y si usted no es criminal, no se disfrace de uno, no lo vayan a confundir.
Éxito y bendiciones